Es broma y es serio.
Lo cuento en tono jocoso y restándole importancia, pero por momentos, adquiere un valor- para mí-, multiplicado por mil.
¿De qué hablo? del miedo a los brotes.
Llevaba un tiempito, de nuevo, con un agotamiento extremo. Cansancio constante, debilidad y flojera. ¡Lo que viene siendo la fatiga de la EM, vaya!
En mi línea de no querer/saber, ceder ante los toques de atención de mi cuerpo, seguía exigiéndome para hacer cosas. Clases, pilates, paseo por las Canteras, terapias…. Es que me frustra, me enfada, me deprime, me descoloca, tener que quedarme en casa acostada, sin saber qué hacer, cuando sé que hay rutinas que le hacen bien a mi cuerpo, a mi mente y a mis emociones.
Pues con ese agotamiento que llevaba a rastras, tras la noticia de Mª José Carrasco y el llanto desconsolado que me produjo, tanto ese día como los posteriores, empecé a sentir cierta incomodidad en los ojos.
Pensé,
-Seguro que es por haber estado llorando tanto. Me habré tocado con las manos un poco sucias. Se me habrán irritado de los pañuelos….
Luego, al día siguiente, comenzaron a picarme, el derecho sobre todo. Y el lacrimal estaba al rojo vivo.
-Uy, creo que esto es más bien una conjuntivitis.
Podía ser sí. Había sido recientemente el súper encuentro con Ana – mi amiga virtual conocida por el blog y que ahora es mi QUERIDA AMIGA ANA- y ella la había tenido. Aunque tuvimos, sobre todo ella, todos los cuidados y precauciones, no me extrañó mucho que pudiera ser eso.
Ya el domingo, dado que la molestia se había convertido en dolor y mucho picor, decidí ir a la farmacia de guardia. Allí no me dieron nada porque para eso debía de verme un médico, más aún me dijeron, con mis antecedentes de neuritis óptica. Tras la excursión al centro de salud, me recetaron efectivamente, un colirio antibiótico porque tenía un conjuntivitis vírica.
Vale, hasta ahí todo en orden.
Empecé con el tratamiento la misma mañana del domingo. Estuve todo el día con las gotas. Por la noche puse el despertador porque me tocaban de madrugada también. Sin embargo, varias veces me desperté muy dolorida de cuerpo y el ojo cada vez más rojo, cerrado e inflamado.
Tras esa noche fantástica, a primera hora llamé para cancelar la clase de pilates y cuál fue mi sorpresa cuando quise fijar la vista y por el ojo derecho la visión estaba alterada.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!
Me miré rápido en el espejo y estaba bastante hinchado y me costaba mucho abrirlo.
Veo raro, veo raro, veo raro……..
¿Cómo podía ser? Ya llevaba 24 horas con antibiótico, en lugar de mejorar estaba peor.
Mi coco se aceleró y me agobié toda. Otra vez brote, noooooooo.
Rápido avisé a mi familia para ir a urgencias nuevamente. Entre lo que me dolía el cuerpo, que había dormido fatal, no veía bien, me sentía asustada y nerviosa, no me sentía capaz de ir sola al centro de salud.
Una vez allí, después de verme primero el médico y luego el oftalmólogo y, tras todos los incidentes que se dieron, -ascensores, pasillos, sala de espera, salir a otro edificio, señoras maleducadas….- , me volvieron a confirmar que era una conjuntivitis.
¡Uuuuuuuhhhhhh! Respiré profundo. Aunque seguía muy aturdida, fue una tranquilidad.
Hubo un cambio de medicación y para casa. Me sugirió que fuera a ver a mi neurólogo, para comentarle ese agotamiento extremo y demás síntomas. Sin embargo, yo salí de allí mucho más calmada ya.
¡¡¡¡¡¡¡No es un brote, no lo es. No es un brote!!!!!!
Los ojitos me siguen picando, el derecho está rojo e inflamado, pero tras llevar a raja tabla las gotas cada 4 horas, está recuperando su normalidad.
Pican pican los ojitos (la canción decía los mosquitos, pero es una adaptación mía)
“Pican pican los mosquitos
Pican con gran disimulo
Unos pican en la cara
Y otros pican en el…..”.
Ufffffff, cómo es mi cabeza, cómo son los miedos. Es que me vuelve a pillar el tsunami y me arrastra, por segundos, a los infiernos.
¡¡¡No es un brote, no lo es. Sigo en N.E.D.A. 3!!! YUJUUUUUUU
collage by Dan Cretu